El General Piar triunfa en San Felix. Por O'lEARY

VI.—F!l general Piar triunfa en San Félix.
Fusila ú I6O prisioneros».
    Después del paso del Caura, ejecutado con tanto denuedo y habilidad por las tropas de Piar, siguió éste su marcha hacia la ciudad de Angostura, delante de la cual estableció su cuartel general el 13 de Enero, y habiéndola hecho reconocer, dispuso asaltaría en la madrugada del 18; pero á pesar de la bravura de sus tropas y de la bizarra conducta de los jefes y oficiales, entre los cuales se distinguieron muy particularmente los coroneles Salom, Pedro León Torres y Chipía  ; la tentativa no fué feliz y tuvo que abandonarla, con una pérdida de 106 hombres entre muertos y heridos, de los cuales 11 oficiales.
La ciudad de Angostura, en la margen derecha del Orinoco, está edificada sobre una colina formada de la roca que se desprende desde la orilla del río. Dos fortines la defendían por parte del río, y sobre la eminencia que domina la ciudad, y con una extensa vista, se hallaba un fuerte que la protegía por la parte interior. Una pequeña laguna cubría la entrada por el Oeste.
El 24 de Enero se dirigió Piar á las Misiones del Caroní, adonde le había precedido el general Cedeño, dejando al teniente coronel Armas con doscientos hombres de caballería, en observación de la plaza. Estas Misiones, diez y nueve en número, con una población de siete mil indígenas, reducidos á la vida social por los padres capuchinos, llegaron á ser la porción más rica y mejor cultivada de la provincia de Guayana, y granero abundante de las plazas de Guayana la Vieja y Angostura. La ocupación de tan rica región era de urgente necesidad, tanto
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para privar al enemigo de recursos, como para la subsistencia de las tropas independientes. Los habitantes de estas misiones, acostumbrados á obedecer á los capuchinos, que eran españoles, miraban á los patriotas como enemigos de Dios y de la religión; pero removido el gobierno monástico que los sujetaba, pronto se decidieron por la causa de la independencia. Grande fué la deserción en la tropa durante esta marcha, ocasionada, como en la vez anterior, por el carácier intolerante de Piar. El 26, todos los oficiales del Cuerpo de Dragones con su jefe, el teniente coronel Ramón Segarra y un número considerable de tropa, se separaron del cuartel general. Lo mismo hicieron el coronel Teodoro Figueredo, el cirujano Cervellón y otros oficiales, todos los cuales repasaron el Orinoco para ir en solicitud de Bolívar.

A principios de Febrero, la división atravesó el Caron ípor el paso de Caruachi, y ocupó la villa de Upata. El resto de las misiones fué sometido en el curso del mes casi sin oposición; pero el enemigo, aunque reducido á Angostura y la fortaleza de Guayana la Vieja, seguía dominando el Orinoco. Los capuchinos que huyeron de sus pueblos al acercarse los patriotas, fueron apresados, y desde ese instante cesó la hostilidad de los habitantes de las Misiones, y se consagraron á servir á la República.
Pocos meses después, un error lamentable motivó la muerte de aquellos padres. Temeroso el jefe supremo de que empleasen el influjo que tenían sobre los indígenas,
para separarlos de la causa patriota, é informado por el gobernador del territorio de sus manejos sediciosos, díó orden por conducto del Estado Mayor, de que se les enviase á la Divina Pastora.
El coronel Lara, que estaba recién llegado á las Misiones,
é ignoraba la existencia de una población de ese
nombre, interpretó la frase como una orden de matarlos,
y la ejecutó sin demora. Este acontecimiento fué sentido
por todos los patriotas, pero especialmente por el coro
nel Lara y el jefe supremo. La orden dada por éste y mal
interpretada por un obediente y celoso militar, fué causa
de tan deplorable desgracia.
A fines de Marzo fué reforzada la plaza de Angostura
por 800 hombres, á las órdenes del general don Miguel de
La Torre, destinado por Morillo á tomar el mando de las
tropas en la provincia de Guayana. En consecuencia, Piar
se dirigió á Angostura, llevando consigo lo más selecto
de la infantería y caballería de su división.
En estos momentos llegó Bolívar, y estando en conferencias
con Piar en el sitio del Juncal, supo por un individuo
salido de la ciudad, que La Torre y el gobernador
Ceruti se habían embarcado la noche antes y bajado el
río con toda la tropa que pudieron sacar de la plaza, sin
exponer su seguridad.
Bolívar, penetrando la intención de La Torre, ordenó
que Piar marchase inmediatamente al frente de su división
en busca de los realistas, seguro de una fácil victoria, por
carecer el enemigo de caballería, arma principal de la
fuerza patriota. Marchó Piar el 5 de Abril, y reunido el
siguiente día con las tropas que se hallaban en camino
para Angostura, las hizo contramarchar. Repasó en seguida
el Caroní por el sitió de Caruachi, y estableció el 8
su cuartel general en San Félix, resuelto á esperar al enemigo.
La Torre pudo reunir unos ciento y cincuenta caballos
en el tránsito desde Angostura, y con este refuerzo, agregado
á la infantería que había traído desde Apure, aumentada
con algunos destacamentos que sacó de Guayana,
marchó contra Piar con un cuerpo de 1.500 hombres y
una pieza de artillería. El 11 de Abril encontró á los patriotas
formados en el banco, frente á San Félix, con su
infantería en tres columnas, mandadas por los coroneles
Chipia, Anzoátegui y Torres, sostenidos sus flancos por
la caballería. El combate se comenzó á las cuatro de la
tarde con un fuego vivísimo de parte del enemigo, que
cargado de frente por nuestra infantería y por los flancos
Cap. XVII.—GUAYANA 465      
y espalda por la caballería, fué puesto en completa
derrota.
La Torre, con cosa de cuarenta caballos, pudo ganar el
bosque y salvarse, dejando en el campo de batalla toda
su infantería y material en poder de Piar. Quinientos noventa
muertos y quinientos prisioneros, cerca de mil fusiles,
una pieza de campaña, y gran cantidad de municiones,
fueron los despojos de esta victoria. La pérdida de
los patriotas consistió en 34 muertos y 65 heridos; entre
aquéllos los valientes coronel Chipia y el teniente coronel
Landaeta 
(1) El Diario de la División del general Piar refiere esta acción de
guerra en estos términos:
"Como á las tres de la tarde, la partida de observación sobre Puga
participó que el enemigo se aproximaba. En el momento dispuso
S. E. que se tocase generala y se pusiese el ejército en movimiento
para salir á encontrarlo. A las cuatro marchó el ejército por el camino
q«e debian traer los enemigos. En el banco, frente al cuartel general
de San Félix, se formó la linea. S. E., con la caballería, se adelantó
á descubrir el enemigo; pero habiendo llegado hasta San Miguel y no
encontrándolo, regresó á la línea, dejando en San Migue! una partida
de observación que avisase cuando entrase allí, y ordenó que el ejército
contramarchase á ocupar sus anteriores posiciones en San Félix.
A las ocho de la noche entró en este pueblo, donde pasó la noche,
tomándose todas las medidas de seguridad y vigilancia.
„A las cuatro de la mañana, al toque de diana, se puso el ejército
sobre las armas, y al anochecer marchó sobre el camino de San Miguel
á esperar al enemigo. La línea se situó en el mismo lugar que
ayer, y S. E. se adelantó con la caballería hasta San Miguel. No descubriéndose
el enemigo hasta allí, dejó su partida de observación y
regresó á la línea, que ordenó contramarchase como el día anterior.
A ías diez de la mañana entró en San Félix.
„A las doce llegó el aviso de la partida de San Miguel que el enemigo
había entrado en este pueblo con caballería é infantería. A la
i«ia de la tarde se puso en movimiento el ejército, y á las dos en marcha
á recibir el enemigo. A poco de haber marchado nuestro ejército
se descubrió el enemigo, por la caballería que se adelantó con el
mayor general. Los Carabineros fueron destinados á entretener al
enemigo, hasta tanto se pudo formar nuestra línea en el mejor lugar
del banco, frente á San Félix.
„A las cuatro de la tarde se emprendió la acción, rompiéndose por


Empañó Piar la gloria que adquirió con este triunfo,
matando á 160 de sus prisioneros españoles, entre ellos
al gobernador Ceruti, en represalia de la sangre que
había derramado este jefe siempre que la fortuna le favorecía,
y en venganza del desprecio con que el gobernador
realista de la fortaleza había rechazado un parlamentario
que le envió después del combate.
parte del enemigo un fuego horroroso de cañón y fusilería. Nuestra
línea de infantería, bajo una descarga general, atacó á la bayoneta
sobre la enemiga, que estaba formada en columna cerrada, y S. E. en
persona, con los Carabineros de su guardia, atacó por la espalda. El
resto de nuestra caballería cargó á los costados. A la media hora de
un combate feroz emprendió su retirada el enemigo, sosteniendo un
fuego vivísimo, y tratando de ampararse á los montes del río Oricono,
que distaba como una legua; pero no lo pudo lograr, porque en ella
quedó absolutamente pulverizado. Se terminó el combate y la persecución
al anochecer, quedando el campo de batalla cubierto de cadáveres,
entre éstos Torralba; multitud de prisioneros, entre ellos porción
de oficiales, uno de éstos el teniente coronel Ceruti, gobernador
de esta provincia, sin saberse aún el nombre, número y grados de los
demás oficiales muertos y prisioneros. El brigadier La Torre se cree
haya muerto, por los informes de varios que dicen le han visto
muerto. Sobre todo no se habrán salvado más que diez ó doce que al
alcanzarnos ya nuestra caballería, llegaron á los bosques. Todos los
fusiles, carabinas, lanzas, cajas de guerra, cornetas, pertrechos, caballos,
banderas, monturas y equipaje, cayeron en nuestro poder. El enemigo
se componía de 1.000 infantes, y 180 hombres de caballería, entre húsares
y lanceros. No sabemos todavía la pérdida que haya habido por
nuestra parte: sólo sabemos hasta ahora que han muerto los beneméritos
coronel comandante de la división de vanguardia Pedro Chipia,
y teniente coronel graduado capitán de Cazadores de la Conquista,
José María Landaeta.
„A las siete de la noche, y dejando la recorrida del campo para
mañana, dispuso S. E. que se retirase el ejército á pasar la noche en
San Félix. Así se verificó, y como á las ocho de la noche entró en este
pueblo con los prisioneros y los demás despojos que se pudieron colectar
hasta esta hora, dejando en el campo varias partidas y adelantando
otras sobre el camino de Guayana y las riberas del Orinoco.
„En la noche se ha examinado al prisionero Ceruti y otros oficiales
prisioneros; todos éstos confiesan que ambas Guayanas han quedado
débilísimas, porque cargaron con todas las fuerzas á batirnos, con
otros mil informes muy importantes y favorables."
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